Alegoría al Bicentenario

Alegoría al Bicentenario
Alegoria al Bicentenario: Grito de la libertad
"De medico y loco, todos tenemos un poco" Tal vez, de artista también. Al menos hoy en día, cuando es tan fácil acceder a cursos, materiales, etc. Y la verdad, dando una vueltita por las paginas de nuestros diarios, encontramos siempre alguna propuesta para visitar galerías, exposiciones individuales, colectivas, y nombres nuevos que surgen. Algunos quedan, otros desaparecen. Hace casi 20 años que me dedico a la pintura al oleo. Participe de algunas exposiciones, hice una individual, hace dos años, y bueno, ahora me decidí a entrar a ese mundo fascinante de los "bloggers". Mis motivos favoritos son los caballos y los paisajes, tanto del Paraguay, como también de otros lugares. De a poquito compartiré con ustedes mis obras. Siempre trato de que mis cuadros cuenten alguna historia, o sea, que no sean meramente decorativos.Quiero darle al espectador la posibilidad de adentrarse en un paisaje, sentir el sol caliente nuestro que se refleja en caminos arenosos,la sombra refrescante que brinda un viejo árbol al costado de un sendero en un campo abierto. Así que, : BIENVENIDOS A MI MUNDO

miércoles, 27 de junio de 2012


“Como yo lo siento”

Amo a los pueblos
que me rodean

-no sus Gobiernos-

Y como hija
nieta, bisnieta
de inmigrantes pioneros,
no me veo
como reza
en mi papeleo;
donde consta
y se subraya:
Que soy
Paraguaya.

Hoy, más que nunca,
Una ilusión mía
se trunca.
Yo que me sentía
perteneciente
a tanta gente:
A los pueblos,
mis vecinos
Brasileños,
Argentinos.
Los Bolivianos
y aun aquellos
de nuestras fronteras
mas lejanos:
Creí que todos
tan solo somos
una hermandad americana.

Pero basta que tan solo
la gerencia
de uno de los pueblos
quebrante
el mando,
mancillando
la regencia de su presidencia….
-la amistad de los pueblos
ya no cuenta-
Los gobiernos
americanos en un acto
se levantan,
formando un pacto.

En acalorados, patosos debates
desgarran
los endebles lazos
de la democracia.
Fingiendo ser justos
e infalibles
dan sus opiniones
insensibles
y se comportan como soldados:
¡Son centinelas no deseados!
Se respaldan en algún documento
en un momento
por todos firmado.
El poder gubernativo
del facineroso país altivo
es masacrado y juzgado
con insultos
e inculpación.
Y aquellos que en verdad
lo pagan
son el pueblo
y la nación.

La alevosa marrullería
desde siempre
lleva el rostro velado,
y los pueblos
que se creen hermanos,
están a merced
de su emboscada.

Janina Bradler

miércoles, 13 de junio de 2012

Reflexión


En vida hermano, en vida...

            “Cuando vos te mueras, mamá, nosotros nos volveremos ricos”, me suelen decir mis hijos. A mi pregunta, la respuesta es elocuente: “Porque cuando mueras, tus cuadros valdrán una fortuna”.
            A lo largo de la historia de escritores, artistas y pintores; el velo misterioso de la muerte siempre tiende a enaltecer trascendentalmente tanto a la obra como a su autor. No por último, porque después de muerto, ni el autor, ni el pintor, ni el artista, seguirá publicando, actuando o pintando y, efectivamente, lo último que fue publicado, será indefectiblemente lo último. Ya no habrá más. Ya nunca. Y eso creo que es algo irremediable. Pero, hay algo en todo esto que merece ser analizado a fondo.
            El ser humano en general está sujeto a la opinión de otros, o de los medios de comunicación. Son pocos los que seriamente tratan de establecer una opinión propia sobre algo o alguien. Por otro lado, hay muchos que sí lo hacen, pero luego temen de hacer público su punto de vista en relación a cualquier cosa, por recelo “al qué dirán” y aceptan ciegamente lo que opina y piensa la masa.
            Con respecto al arte y a la literatura es lo mismo. Recién cuando un personaje conocido y respetado (no sé porqué) nombra públicamente alguna obra, haciendo una crítica favorable, la gente se inclina a darle oídos, a un escritor por ejemplo, que sin el parloteo de los medios pasaría desapercibido; por más buenas que sean sus obras. Pasa lo mismo con la pintura. ¿Cuántos pintores buenos tenemos en nuestro país, que por falta de medios no pueden darse a conocer? Los pintores famosos de la actualidad son muy pocos. Los demás son simples adeptos que viven entre sombras, anhelando que algún día alguien importante de la sociedad se tropiece con sus obras, lo elogie, y mejor todavía, lo compre. Porque si un fulano renombrado  compró o  nombró un libro o una obra de arte, la cosa gana otro tinte: el afeite de la importancia social.
            Muy parecido a este fenómeno que se da cuando alguna obra es mencionada favorablemente por los medios de prensa, ocurre cuando un escritor, pintor o artista muere. Y si la muerte es trágica, o si el individuo en cuestión falleció aun siendo joven, más relevancia tiene. Ahí sí, todos lo elogian, cubren su túmulo de laureles, pronuncian palabras desgarradoras y recitan epitafios que al pobre prójimo ya no le tocará los oídos. ¿Por qué no se le dijo todo eso cuando aún estaba vivo? ¿Por qué no se le dio la debida importancia a sus obras cuando aún había  oportunidad de intercambiar ideas con aquella mente brillante?
Tratemos de loar las obras de escritores y artistas mientras viven. Tomémonos el tiempo de leer las publicaciones de los autores ahora; apreciemos las obras de los pintores hoy y por su belleza, no después, cuando ya sea tarde y nuestro respeto y admiración sea tan sólo el eco de una mención de honor póstuma.
            ¡En vida hermano, en vida!

Janina Bradler